Madre e hija me utilizan de muñeco de prácticas 6

Me desperté en la que iba a ser mi cama por los próximos meses, era jodidamente más cómoda que la de mi casa y aún así me había costado horrores dormir.


"Ya hablaremos mañana." Esas habían sido las últimas palabras de Sara antes de colgar, su hija la había desobedecido y yo le había decepcionado.


Ya era "mañana"y yo me aseaba como cuando, de niño, tenía que ir al colegio sin haber hecho los deberes.


Me aseguré de ser el primero en estar en pie para preparar el desayuno, como si eso fuera a cambiar algo. Aún en pijama preparé un poco de bacon, tostadas, huevos revueltos, zumo y café.


- ¿Qué haces cielo?- la voz inquisitiva de Sara raptó mi atención


- He pensado en preparar el desayuno.- dije girándome lentamente hacia ella.- Es mi forma de decir... 



Me quedé literalmente sin palabras al ver a mi jefa. 


Vestía un corsé de cuero negro que enmarcaba sus perfectas curvas y que embutía aquél salvaje par de tetas en un atrevido y tambaleante escote, parecía que en cualquier momento iban a desparramarse por doquier. Llevaba unas botas altas a juego que remataban el conjunto BDSM 




- Deja eso, tenemos que hablar.- ordenó ella claramente satisfecha con mi genuina reacción


- Sí... Sí claro.- dije yo dubitativamente



Ella apartó una silla de la mesa de la cocina e hizo que me sentara en ella.



- Ay cielo, me tienes totalmente despistada.- me dijo acariciando mi pelo mientras se quedaba de pié detras de mi.



- Sara sé que debí avisarte de todo antes de hacer nada, no sé qué me pasó... No me pude resistir. Te pido disculpas.- dije yo notando el delicioso tacto de sus pechos en mi nuca.



- No te preocupes por eso Marc.- dijo ella sin dejar de acariciarme.- Anoche cuando llegasteis hablé con ella y me lo explicó todo...



- Bueno aún así... Quiero que todo ésto funcione y te prometo que no volverá a pasar.- dije al cabo de unos segundos de incómodo silencio



Ella dejó de acariciarme el pelo y colocó una silla justo delante de mi antes de sentarse en ella.



- Cielo ya sé que Paula te amenazó para que lo hicieras, me lo confesó anoche mientras la duchaba.- me dijo mirando directamente a mi alma.



- ¿Cómo?- pregunté instintivamente



- "O me follas o le digo a mi madre que has intentado violarme" fueron sus palabras, y los borrachos siempre dicen la verdad.- me dijo sonriendo



- Está claro que intenta protegerme pero eso no es verdad, en ningún momento me amenazó.- me sinceré



- Continúa.- me dijo ella fusilàndome con la mirada



- Yo venía hacia aquí cuando me llegó el mensaje de Clara explicándome la situación. Mi primer instinto era avisarte a ti pero recordé que yo también he estado en su situación así que decidí ir a buscarla antes para evaluar la situación... - dije bajando la mirada




- Ahá.- contestó ella volviendo a subir mi cara con su dedo índice



- Me explicó lo que había pasado y me pidió que no te dijera nada porque sabía que la íbas a castigar. Me dijo que a cambio... Bueno se lanzó a mi paquete pese a que intenté convencerla. Tuve que parar el coche para no estrellarnos y fué ahí donde perdí el control...




- Entiendo...- dijo ella con el absoluto control de la situación




- Paula no me amenazó en ningún momento, simplemente le dió un calentón y me buscó. Yo fuí el que te falló, ella estaba en todo el derecho de hacer lo que hizo...



Sara se levantó de golpe colocándose de nuevo tras de mi.




- Creo yo...- dije rompiendo el silencio y sintiéndome como un sospechoso siendo interrogado por el FBI



- Buen chico.- me premió acariciando mi pelo de nuevo- Te estaba poniendo a prueba, Paula me ha contado exactamente la misma historia.



- ¿Y la he pasado?- dije notando sus dedos masajear mi cuero cabelludo y sus pechos abrazar mi cabeza desde atrás



- En parte.- me susurró eróticamente al oído. - Es una cuestión de confianza.



Noté como mi piel se erizaba al instante con cada bocanada de aire que salía de sus labios.



- Por eso te he dicho que me tienes descolocada.- me dijo agarrando suavemente mis manos.- Yo sé que puedo confiar en ti cielo, pero aún así me has robado la primera vez de mi hija.


Mi mente empezó a crear un argumento para hacerle ver que la primera vez de su hija no le pertenece a su madre pero el ruido de unas esposas cerrándose me cortaron la elocuencia.



- ¿Sara?- pregunté intentando, sin éxito, liberar mis manos esposadas detrás de la silla



- Además me has restado mucha autoridad ante mi hija y ella no es consciente de lo peligroso que es lo que ha hecho.- dijo dejando una pequeña botella de plástico encima de la mesa


" Lubricante comestible"



Sara apareció de nuevo ante mi vista rodeándome como una pantera hace con su presa. Llevaba una fusta de cuero negro en su mano.



Me encontraba maniatado y completamente expuesto ante aquella fiera de tetas desbordantes que disfrutaba de los segundos previos al festín. Y a mi polla le encantó.



- Si quieres mi opinión....- dije notando el fuego crecer en sus ojos- Paula ya es una mujer y puede tomar esa decisión por si misma. ¿No era eso lo que querías?



- No cielo. - dijo pasando la fusta suavemente por mi cuello antes de pasarla por detrás de mi cabeza- No quiero tu opinión.


Al decir eso tiró de la fusta hacia sus tetas aplastando mi cara en medio y privándome de aire al instante. ¿Castigo o premio?



- Tú no estás aquí para opinar si no para utilizar tu polla, para eso te pago.



Esas palabras volvieron a encender un fuego en mi interior, me imaginé empujándola contra la mesa antes de violarla para castigarla por hija de puta.



Imaginar eso me endureció por completo.



- Hablando del rey de Roma...- dijo ella dándose cuenta



Se agachó entre mis piernas bajando ligeramente el pantalón de mi pijama, estar así de expuesto y sin capacidad de reaccionar era algo a lo que no estaba acostumbrado por lo que empecé a moverme nervioso intentando liberarme.



- Tranquilo cielo, cálmate.- dijo amenazadoramente mientras agarraba con suavidad mi polla- Te vas a hacer daño.



Esas palabras me petrificaron, estaba absolutamente a su merced y mi polla parecía absolutamente ajena a mi agobio.



- Como te decía, mi hija no es consciente de lo que podría haber pasado hoy y me preocupa que se lo tome a la ligera.- dijo acariciando mi dura polla con sus dedos



- Ahá.- conseguí decir



- Y tú me haces dudar de tu lealtad.- contestó ella añadiendo la fusta a sus caricias - Así que se me ha ocurrido algo que acabará con ambos problemas.



Yo me estremecía con cada movimiento sobre la sensible piel de mi pene.



- Te escucho.- dije tras pensar bien mis palabras



- Mi hija siempre estuvo enamorada de ti cuando era pequeña.- empezó a relatar Sara cambiando de tema.- Y no puedo decir que tenga mal gusto.



Colocó su antebrazo al lado de mi polla para enfatizar sus palabras.



- Es verla y sentir la necesidad de metértela en la boca .- dijo antes de lamerla de abajo a arriba.- La primera vez que te la vi imaginé la cara de Paula al ser penetrada por primera vez por ella.




- Bueno, pudiste verlo por teléfono.- dije




- ¿Me estás vacilando?- preguntó apretando mi polla entre sus manos



- No, no, no, no, no.- dije yo aterrado



- Ayer cuando llegasteis Paula apestaba a ginebra.- dijo ella cambiando de tema otra vez- Apenas podía mantenerse en pie por lo que la ayudé a ducharse.




- Ahá.- dije yo viendo como sus ojos se perdían




- Me aseguré que estuviera bien limpia, toda ella.- prosiguió masturbándome a la vez- Cada pequeña parte de ella.




- A...ahá.- dije yo preocupado y excitado al mismo tiempo



- ¿Sabes que mi hija me contó que te pidió que se la metieras por el culo?- preguntó ella repentinamente como volviendo a la realidad



Ahí estaba la clave de todo, cada palabra, cada movimiento, cada parte del show que estaba haciendo... Sara nunca daba puntada sin hilo. Siempre había un objetivo.



- Me debes una primera vez y me la vas a devolver.



Dicho esto, se metió mi glande en la boca como si le importara una mierda mi opinión. Yo estaba absolutamente cachondo y en ese estado la moralidad quedaba a un lado. Decidí dejarme llevar, disfrutar del show.



- Pero tienes que hacerlo de forma salvaje, tiene que ver lo que le harían si la violaran...- dijo ella conocedora de lo absurdo de su plan



- ¿Y si le gusta lo salvaje?- pregunté



- Entonces asegúrate de que le guste tanto que no necesite buscarlo fuera de casa.- dijo la madre tan incestuosa como protectora.- ¿Para eso te pago no?




Yo rugí moviéndome en la silla a la vez que una sonrisa maléfica se me dibujó en la boca.



- Desátame.- dije autoritariamente



- ¿Qué pasa, te molesta que te diga eso?- me preguntó ella disfrutando



- Desátame y te lo enseño.- susurré calmándome



- Levanta, te quitaré las esposas arriba.- dijo cogiendo la botella de lubricante de la mesa



La seguí escaleras arriba sintiéndome como su perro rabioso y ansioso por que lo suelten.



- Toma,- me dijo dándome el lubricante - no quiero que le hagas más daño del necesario



Abrió la puerta de la habitación de Paula la cual dormía boca abajo plácidamente en su cama. Llevaba una camiseta de tirantes holgada y unas bragas de Batman que le hacían un culo perfecto. Redondo y apretado.



- ¿Estás segura de ésto?- pregunté yo recuperando la cordura



- Lo estoy.- dijo ella liberando mis manos.- Entra ahí y gánate tu sueldo, putita.- me dijo antes de guiñarme el ojo


Me soltó en la habitación de su hija como quien libera a un miura en la plaza de toros. Fuí directo hacia aquel perfecto culo dejando la botella de lubricante encima de la cama y abalanzándome sobre aquella pequeña tela con el logo del murciélago que me separaba de mi agujero objetivo.



Bajé brúscamente sus bragas dejando sus prietas y blancas nalgas a la vista, Paula se despertó asustada intentando detenerme instintivamente.


En aquella cama iluminada únicamente oor la luz del pasillo, abri sus nalgas descubriendo aquél prieto agujero que la noche anterior había colapsado solo con la punta de mi dedo.


Paula intentó levantarse pero la empotré violentamente contra la cama antes de tirar de sus caderas para que levantara el culo. Podía distinguir la silueta de la sombra de la Sara que nos observaba desde la puerta.


Fuí directo a comerme el culo de Paula disfrutando del aroma embriagador a limpieza y vicio. Mi aventurera lengua recirrió toda la circunferencia externa de su ano antes de irrumpir hacia dentro.


Paula gimió en un grito a la vez que se movía espasmódicamebte dificultando mi tarea, abofeteé su nalga derecha dejando la silueta roja de mi mano antes de alcanzar la botella de lubricante.



Un frío y espeso chorro resbaló embadurnando sus dos orificios haciendo que Paula volviera a apartar el culo. Tiré de sus piernas arrastrándola hacia mi antes de agarrar su cuello con mi mano derecha.



Pude ver la absoluta incomprensión en sus ojos, Paula no entendía porque estaba haciendo eso y eso enfrió mi ímpetu.



Me tumbé a su lado sin soltar su cuello colocándola boca arriba.



- Es tu castigo por desobedecer a tu madre.- le susurré en el oído antes de abofetear su cara.- Va a ser un " Quid por el culo".



Paula tardó unos segundos en entender la referencia pero cuando lo hizo es cuando empezó a disfrutar.



No es que desapareciera el terror de sus ojos si no que más bien se le añadió el placer, Paula amaba ser sometida. 



Después de estrujar sus tetas durante unos segundos (mi vocación), levanté sus piernas que seguían presas por sus braguitas dejándome su lubricado ano a mi disposición.




Sara encendió una pequeña lámpara para dar un poco más de luz y se sentó en la cama a disfrutar de la cara de su hija.


Paula ni se dió cuenta ya que estaba en su propio mundo intentando prepararse para la irrupción que le esperaba.


Mi mástil rozó varias veces con sus dos orificios antes de colocarse en posición taponando el que quedaba más abajo.



Paula se estremeció al notarlo tensándose al instante. Mi mano volvió a abofetear su rosada mejilla captando su atención, después la agarré apretando sus mejillas llevando sus ojos hacia los mios.


Al mismo tiempo la punta de mi polla pisó terreno interno dentro de su ano, no era mucho lo que había entrado pero ya estaba dentro.


Sin sacarla solté otro generoso chorro de lubricante en la zona cero antes de volver a abofetear su cara. Paula me miraba con ojos llorosos y sollozando dejándome ver que estaba totalmente a mi disposición.


Después de hacer un poco de juego con mi herramienta asegurándome de que más lubricante entrara en el conducto, inicié el movimiento de mi cadera ganando centímetros dentro de su recto.



Paula parecía estar a punto de colapsar sobrepasada por la sensación extrema de relleno anal y me pedía instintivamente que la volviera a abofetear.



Era su forma de "reiniciarse" cuando se tensaba.



Yo le di lo que pedía a la vez que aprovechaba para meter más trozo de mi polla en su culo. La hija gemía descontrolada mientras la madre la miraba como quien disfruta de una obra de arte.




El culo de Paula, una vez abierto, era una auténtica delicia. Estrujaba mi gruesa polla dilatándose lo justo para dejarla entrar cada vez más adentro. 



La banda sonora de los gritos descontrolados de Paula me envalentonaron evadiéndome totalmente de la realidad, en mi mundo solo existía mi polla y aquél prieto agujero.



Olvidé todo miramiento y me dediqué a hacer llegar mi glande a lo más profundo de su culo una y otra vez.



Giré a Paula de nuevo boca abajo enpotrándola contra la cama y colocando su culo ofrecido para mi egoísta tarea. Tan redondo, duro y suave, recibía golpe tras golpe de mi abdomen violando la virginidad anal de Paula de una forma salvaje.



Mi mano izquierda mantenía sus brazos en su espalda mientras que la derecha aplastaba su cabeza contra la almohada.



Me di cuenta que si empujaba su cuerpo contra el colchón éste me lo devolvía una y otra vez así que no me costó coordinar mis movimientos para follarmela como quien bota una pelota de baloncesto.



Sara apareció en mi realidad por mi izquierda besándome apasionadamente totalmente encantada por mi performance.



Luego se acercó al culo de su hija mientras yo seguía follándomelo, apoyó su mejilla contra la roja nalga izquierda de Paula como si quisiera degustar cada esencia. Puso su mano en mi abdomen para que dejara de percutir antes de sacar mi polla del culo de su hija. Lo olió y se la metió en la boca. La obsesión de Sara por su hija era algo... especial.



- Ven, fóllame a mi ahora.- me dijo tirando de mi





Me caí encima de ella dándome cuenta que se había abierto la parte de abajo del corsé mostrando su mojado coño. Con un hábil movimiento se ensartó ella misma mientras su hija se quedaba inmóvil aún en trance por la experiencia de sentirme dentro de su culo.




El coño de la madre recibió mi polla en su momento justo, estaba completamente empapado dejándome ver que había disfrutado casi tanto como yo de lo que había pasado.



Yo seguí con el mismo ritmo desbocado disfrutando del espectáculo de las tetas de Sara botando desbocadas entre aquél apretado corsé bailando al ritmo de mis golpes. Estaba en modo salvaje y lo mantuve con Sara abofeteando aquellas maravillas que me hipnotizaban con sus movimientos.



A ella no pareció importarle ya que no dejaba de gemir completamente fuera de sí como nunca antes la había visto.



- Mami está aquí. Mami está aquí.- no dejaba de repetir como si fuera un mantra antes de llegar al clímax



Los gritos de Sara al correrse competían con mis rugidos y con el palmeteo sordo de mi abdomen contra su cuerpo.



- Vuelve a su culo.- ordenó ella extasiada - Acaba allí.



Yo seguía en modo bestia obediente por lo que me giré hacia Paula que seguía boca abajo en la misma posición que la había dejado. Sus ojos me sonreían mientras me acoplaba detras.



Levanté sus caderas una vez más mientras le agarraba del pelo, Paula volvía a gemir antes si quiera de estar dentro de ella.



Cuando ya lo estuve los gemidos pasaron a ser gritos con cada incursión de mi lubricada polla. Su ano, como un buen colchón, tenía una ligera memoria y se ajustaba a la deliciosa perfección a mi mástil dándome el momento perfecto para acabar entre rugidos.



Tras unos pocos minutos noté como el final se acercaba por lo que aceleré mis embestidas contra el rendido culo de Paula. Inyecté toda mi espesa y caliente carga dentro de aquél precioso agujero mientras, inconscientemente, tiraba más fuerte de su pelo.



Gritamos y rugimos al unísono mientras me vaciaba dentro de ella antes de caer rendidos en la cama. Pasaron varios minutos en los que nadie dijo nada, estábamos en absoluta paz cada uno de nosotros.



Mi polla decrecía saliendo por si sola de dentro de Paula mientras ésta se acurrucaba a mi lado.




- Mis niños.- dijo orgullosamente Sara para si misma - Mi familia.- concluyó limpiando, con una toallita, el semen que chorreaba del ano de su hija 





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