Madre e hija me utilizan de muñeco de prácticas. - 10

Me senté en el sofá rendido después de un duro día de trabajo, no eran las tareas por las que se me pagaba las que habían drenado mi energía. De hecho había estado solo la mayor parte del día puesto que tanto Paula como su madre habían estado todo la jornada fuera de casa.

Yo me había dedicado a ordenar la casa y preparar una rica cena para fuando mis chicas llegaran, la verdad es que mis huevos agaradecían un poco de descanso ya que no eran capaces de generar suficiente semen para tanta ofrenda. No tardé más de 5 minutos en caer dormido en un profundo sueño.




-... y encima creo que me está por venir la regla.- conseguí oir decir a Paula mientras volvía lentamente al mundo de los despiertos



- ¿Cómo lo sabes?- preguntó su madre mientras yo mantenía los ojos cerrados



- Me duelen las tetas.- concluyó la hija mientras notaba como se acercaba al sofá



- Sí, las tienes más grandes.- escuché decir a su madre suavemente



Abrí levemente los ojos para comprobar si estaba pasando lo que mi calenturienta mente pensaba, efectivamente Sara le estaba magreando las tetas a su hija.



- Además, noto un calor por aquí...- dijo Paula bajando la mano hacia su entrepierna



- Bueno, para eso hay remedio...- dijo la madre de forma juguetona- Aunque nuestro jueguete está dormido.


Me esforcé mucho en disimular que seguía dormido mientras hablaban de mi.



- Que mono.- dijo Paula- Nos ha preparado la cena.


- Y creo que ha limpiado la casa - comentó Sara.- ¿No sabe que la asistenta viene mañana?



Se hizo el silencio durante unos segundos.



- Por cierto, ¿felicitaste ayer a tu prima por su 18 cumpleaños?- dijo la madre de golpe


- Sí mamá.- dijo Paula monótonamente


- Tu tío Jose me ha llamado hoy, quiere que vayamos mañana a cenar con ellos para celebrarlo.


- Genial, tengo ganas de ver a Carlota.- escuché decir a Paula sobre su prima



- ¿Entonces seguís teniendo relación?



- Sí mama, para mi ella es como la hermana pequeña que nunca tuve. ¿Por qué lo preguntas?



- ¿Hermana pequeña?- preguntó Sara riendo- Si apenas os lleváis unos días...



- Por eso lo digo.




- He pensado que podríamos llevarnos a Marc y presentarlo ante mi hermano como tu novio oficial.- dijo Sara pensativa 




- Seguro que Carlota se muere de la envidia al conocerlo, pero...- contestó la hija- ¿Tú crees que él querrá?



- A ver está claro que eso no está en el contrato pero si se lo pedimos con mucho cariño y lo pillamos de buen humor...- dijo Sara



Podía notar que me miraban mientras hablaban por lo que intentaba estar lo más quieto posible.



- Buen, vamos a cenar y lo hablamos.- ordenó la madre a la hija.- Ya que se ha molestado en prepararnos ésto, estaría feo que no nos lo comiéramos.



Madre e hija desparecieron por la puerta de la cocina dejándome solo con mis pensamientos. La verdad es que no me apetecía para nada ir a esa cena pero sabía que me iba a costar mucho decirle que no a Sara. Me volví a dormir intentando encontrar una escusa para no ir.

El golpe de una suave blusa de seda en mi cara me despertó, por el olor debía ser la de Sara. Tardé unos segundos en ubicarme antes de ver como madre e hija se acercaban a mi lentamente como dos leonas acechando a un ñu.
Sara vestía una apretada falda rosa oscuro que iba a juego con la blusa que había utilizado para despertarme, en su lugar había un el heroico sujetador semi transparente que enmarcaba sus tetas como verdaderas obras de arte. A su lado, Paula iba en braguitas mientras que una apretada camiseta amarilla tapaba a duras penas sus pechos con total ausencia de sujetador.




- Por fin despiertas, papi.- me dijo suavemente Paula


- Muchas gracias por la cena, cielo.- siguió la madre.- No tenías que haberte molestado.


- Eh... bueno es lo mínimo que podía hacer.- dije algo nervioso viendo como se acercaban a mi.- ¿Ocurre algo?- pregunté al recordar el tema de la cena de mañana




- No, no nada grave.- me dijo Sara colocando dos cojines a mis pies.- Es solo que mi hija cree que ya es todo una experta.



Yo seguía sentado en aquél cómodo sofá mientras veía como madre e hija se arrodillaban ante mi como si fuera un rey y ellas mis putitas.



- Le he dicho que creo que prefieres mi boca a la suya.- explicó Paula mientras me desabrochaba el pantalón



- ¿Tú te crees, cielo?- me preguntó Sara ayudando a su hija.- Ésta se cree que puede superar la técnica experimentada de su madre. ¡Si hace unos días no sabías ni lo que era una polla!



Paula le hizo una mueca a su madre antes de besarle los labios.



- Así que hemos decidido comprobar quién tiene razón con un pequeño juego.- indicó Sara descubriendo mi cada vez más erecta polla.



- Se me ha ocurrido a mi.- comentó Paula orgullosa.- Te comeremos la polla por turnos para que puedas decidir a la vencedora.



- Uhm, me encanta cuando hablas así.- le dijo su madre antes de devolverle el beso de antes



- Pero la que no gane no puede enfadarse, eh...- dije viniéndome a arriba por momentos.



- Para que no haya empate tienes que correrte en la cara de la ganadora,- dijo Paula quitándole mi polla de las manos.- y ya sabes lo bien que le quedan a mi carita tus medallas de "buena chica". - concluyó su argumento a la vez que iniciaba su masaje en mi erguido mástil.




- No hagas campaña, tramposa.- le riñó Sara.- Que él decida llegado el momento.- dijo empujando la cabeza de su hija hacia mi polla.



Paula se metió mi gordo capullo en la boca a la vez que pajeaba mi polla suavemente, su diabólica lengua se movía mientras en sus ojos se podía leer la importancia que tenía para ella ganar aquel simple juego. De hecho parecía algo ansiosa y eso hacía que sus habilidades orales disminuyeran por lo que, instintivamente, le acaricié el flequillo para tranquilizarla.



Pude ver en sus ojos como los nervios desaparecían a la vez que su coordinación aumentaba, se limitó a dejarse llevar demostrándome la adoración que tenía por mi polla. La besaba de arriba a abajo una y otra vez intercalándolo con timidas incursiones que terminaban con pequeñas arcadas.




Su madre la miraba orgullosa como su hija se esforzaba y parecía importarle más eso que aquel juego estúpido. La mano de Paula fue a buscar a la mia para folocarla encima de su cabeza, me estaba dando el permiso para ser yo el que guiara el ritmo y la profundidad de sus acometidas. La sumisión en sus ojos sumó muchos puntos a su favor por lo que acepté el mando de buen gusto antes de utilizarlo para buscar lo más profundo de su garganta.



Paula colocó sus manos en mis muslos y me dió absoluto control de su cabeza para que la utilizara a mi antojo mientras su lengua acomodaba mi capullo como una lanzadera hace con un cohete antes de despegar.




- Uuuf, vas a ser una dura rival.- le dijo Sara recogiendo, suavemente, el pelo de su hija en una coleta para que no le entrara en la boca



Ese detalle me puso muy cachondo, más aún, puesto que me recordó de una manera muy gráfica que aquellos dos pivones que competían por chuparme la polla eran madre e hija.



Empujé de la cabeza de Paula hacia abajo lentamente pudiendo ver en sus ojos cuando enpezaba a ser demasiado para ella, en ese momento seguí empujando un poco más notando los espasmos de su garganta cada vez que se atragantaba. Hacia una tímida resistencia a mi empuje pero yo sabía que ella podía resisitirlo por lo que la mantuve allí durante unos largos segundos.



Paula no apartó la mirada ni una vez, exceptuando cuando cerraba los ojos al atragantarse, mientras las lágrimas recorrían sus mejillas dejando una estela de rímel.


Tomando el control de la coleta que Sara había hecho hacía unos segundos, dejé que mi polla se deslizara lentamente de aquél humedo y prieto conducto antes de dejarla reposar en su cara.


Paula aprovechó para tomar aire mientras intentaba soltar todas las babas que mi polla le había causado, yo aproveché oara recogerlas con mi herramientas antes de esparcirlas por su preciosa cara como un pintor de brocha gorda.



- Bueno, vale ya.- dijo Sara.- Ahora me toca a mi, ¿no?.- preguntó mientras le arrebataba a su hija mi polla de las manos.



Paula me miraba buscando mi aprobación mientras intentaba recuperar el aliento mientras sus mejillas, su nariz y sus ojos estaban embadurnados en su propias babas. Le guiñé un ojo antes de centrar mi atención en su madre.



Sara había agarrado mi polla por la base con ambas manos y, tras asegurarse que tenía mi atención, se hincó lenta pero inaxorablemente toda la longitud de mi pene sin dejar de mirarme a los ojos.


Su felina mirada apenas se inmutó un par de veces contrarestando las lágrimas que acudían a sus ojos causadas por la penetración oral que se había autoimpuesto. Sin duda era una chupapollas bien entrenada pero mientras que con su hija me sentía muy poderoso en su boca, con Sara no podía sentirme intimidado y en cierto modo pequeño.



Me quité esos pensamientos de la cabeza cuando Sara inició su movimiento hacia arriba y abajo mientras lo acompañaba de un prieto masaje en la base de mi polla. Era una jodida maniobra sacaleches perfeccionada con la práctica y aumentada por aquella personalidad arrolladora que Sara tenía.


- Joder mamá, eres una chupapollas de lujo.- dijo de golpe Sara


Sara se rió después de sacársela de la boca para centrar sus atenciones en mis huevos, los besaba y lamía con la mezcla perfecta de pasión y cuidado mientras sus manos no dejaban de pajearme. Yo llevé instintivamente mis manos a su pelo pero me daba la sensación que no le acababa de agradar.



Cuando volvió a metérsela en la boca yo aproveché mi nuevo agarre para empujar hacia abajo, sabía perfectamente que no necesitaba mi ayuda para llegar bien profundo pero me encendía sentir que la estaba utilizando yo a ella por una vez. Aún así ella mantenía su ritmo fijo resistiéndose a mis intentos de llevar la iniciativa.



- Me toca.- dijo Paula dándose cuenta.- ponte de pie.



Me levanté del sofá colocándome enfrente de Paula quien seguía arrodillada haciéndose dos coletas. Sus babas se le estaban secando en su perfecta piel mientras el rastro de rímel me recordaba lo buena chica que era. Agarró mis manos con suavidad y las llevó a sus coletas.



- Tú mandas. - me dijo antes de abrir la boca y sacar ligeramente la lengua.



Yo llevé mis huevos a aquella preciosa lengua sin soltar sus coletas, eran el manillar perfecto. Mi durísima polla daba bandazos por su frente mientras me aseguraba de hacerle lamer cada milímetro de mi escroto antes de escupirle en la cara. Sabía que al hacerlo abriría la boca por la sorpresa y esa era la mejor manera de entrar.



Llevé su cabeza hacia mi abdomen de un solo movimiento a la vez que mi capullo alcanzaba lo más profundo de su garganta, fue tan directo y rápido que el sonido de su arcada llegó después como un trueno a su relámpago. Paula se vio, de golpe, besando mi pubis y con toda mi polla dentro de su cabeza.



Joder amaba aquella prieta garganta que tan bien se amoldaba a mi, era única en cederte todo el control y hacerte ver que está ahí para complacer. Eso era algo que su madre jamás conseguiría.



- Oh joder.- dije instintivamente dejándome llevar



Guiando su cabeza con el manillar de sus coletas, me estaba follando su boca sin compasión y sin ningún interés por su bienestar. Aún así, Paula se limitaba a aguantar y a mirarme fijamente con aquellos dulces y sumisos ojos.



Sara lo miraba con una mezcla de orgullo y competitividad antes de abrir la boca para ofrecerme su turno. Yo veía que la corrida estaba cerca por lo que, para ser justos, tenía que darle más tiempo de polla a Sara. 


Salté de una atracción a otra, entrando en tromba en la boca de la madre mientras la hija se quedaba tosiendo y escupiendo babas.



Sara seguía igual de rígida que antes, a contraposición de su hija, pero mi ímpetu yabera demasiado fuerte. Le hice ver que, si quería tener opciones de ganar, me tenía que dar mas control. Poco a poco fue dejándose llevar y dejándome a mi follarme su cara a mi antojo.



Es una sensación que jamás olvidaré, era como untarte la polla en vísceras y entrar a una jaula de leones. Aún así Sara no me mordió y aguantó estoicamente mi brutal follada de boca. Incluso no se quejó cuando le abofeteé las mejillas en el fragor de la pasión.



Aún así no era la misma química que tenía con Paula, se notaba que se dejaba hacer eso por obligación. Y aunque tenía su gracia sentir ese poder con Sara... sentía que no podía correrme sin pasar antes por Paula de nuevo.


Tras dejar toda mi polla en la garganta de Sara por unos segundos, la saqué lentamente disfrutando de su mirada desafiante antes de acercarme de nuevo a su hija. Paula se alegró de que volviera a ella ya que se le había visto preocupada por mis dominantes acciones con su madre.



Volví a apoyar mi polla en su cara antes de dejar cae un hilo de saliva encima, sabía que a Paula le gustaba sentirse utilizada por mi y quería darle el gusto. Golpeé sus mejillas una y otra vez con mi porra mientras le guilaba un ojo a Sara, le quería hacer ver el porqué iba a ganar su hija.



- Abre esa boquita.- susurré a Paula acariciando su pelo antes de agarrar sus dos coletas con una mano.



Ella asintió al mismo tiempo que obedecia sacando la lengua y dejándome total acceso a lo más profundo de su garganta. Llené aquel agujero haciendo que las lágrimas volvieran a sus ojos mientras que llevé mi mano izquierda hacia Sara. Le acaricié con cuidado la mejilla antes de introducir mi pulgar en su boca. 



Sara rechistó ligeramente antes de dejarse llevar y acceder a chuparme el dedo mientras su hija se tragaba mi polla una y otra vez. Ella sabía que había perdido y encima estaba aceptando la humillación de obedecer, pude ver que no le desagradó del todo. Como una fugaz mirada de sumisión genuina.



Me sentí el ser más poderoso del mundo con mis dos chicas dándome placer, me sentía tan poderoso que mi abdomen golpeaba los labios de Paula brutalmente cada vez que mi polla violaba su boca.



Un escalofrío recorrió mi cuerpo haciéndome ver que estaba muy, muy cerca de soltar el veneno. Saqué la mano izquierda de la cara de Sara oara agarrar la nuca de su hija a la vez que agarraba mi polla con la derecha para poder apuntar mi carga hacia la cara de la ganadora. Sara se colocó detras de su hija y se asomó por su derecha para, al menos, ser testigo de primer plano de la entrega de medallas.



Los ojos de la ganadora me miraban con absoluta alegría viendo que ella había sido la elegida mientras su lengua esperaba impaciente mis disparos los cuales no se hicieron esperar.




Entre gruñidos, solté toda mi carga en aquella preciosa carita dejando tres gruesas líneas blancas en su frente que se alargaban hasta el pelo y se juntaban en un chorro que se deparramaba por su nariz y labios mezclándose con el resto de fluidos que Paula tenía en su cara. Me quedé contemplando el precioso cuadro que acababa de pintar sin soltar su pelo, se podía identificar la trayectoria de cada chorro como un libro abierto. 



Paula se limitaba a jadear orgullosa con su medalla, mientras que yo intentaba recuperar el aliento.




- Bueno, enhorabuena hija.- dijo Sara resignándose.- Parece que has ganado.



- Te dije que preferiría mi boca.- dijo ésta recuperando el sentido



- Sara, yo... No te lo tomes a mal, ha llegado el momento y he tenido que elegir.- me escusé yo.



- No te preocupes cielo que hay confianza.- me tranquilizó Sara limpiando el estropicio que había causado en la cara de su hija.- De hecho hay tanta confianza que creo que te ouedo pedir un favor.




- Joder mamá, anda que disimulas.- se quejó su hija.- Te podrías haber esperado un poco.



- Es que verás, hay una cosa que podrías hacer por nosotras... Si quieres eh, si no ya nos apañaraemos.- me dijo Sara dudando




- Tranquila, iré a esa cena y seré el mejor novio de tu hija que podrias desear.- dije yo con seguridad






- ¿Sí?- dijo Paula ilusionada antes de abalanzarse sobre mi oara abrazarme.



- Gracias cielo, significa mucho para nosotras.- dijo Sara tocando mi antebrazo.- Bueno oues a dormir todo el mundo. - mandó la jefa.- Mañana va a ser un gran día.



Nos dimos las buenas noches  con un profundo beso a tres bandas que volvió a endurecerme y cada uno se fue a su habitación. Estaba algo nervioso por la cena pero la reciente eyaculación me calmó lo suficiente como para dormirme.




- Buenos días cielo.- la voz de Sara me despertó por la mañana.



- ¿Sí, Sara, ocurre algo?- dije yo sin saber bien bien quien dónde estaba.



- No, nada grave. Es solo que la atrevida de mi hija ha osado afirmar que prefieres sus tetas a las mías, y por ahí sí que no paso.- dijo Sara quitándose la camiseta al mismo tiempo que su hija.- Sácate la polla que vamos a jugar a un juego...




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