Conociendo a mi hija. (5)

Me desperté y mi hija no estaba en la cama. Los recuerdos de lo acontecido en la cocina unas horas antes con su hermana revolvieron mis pensamientos obligándome a hacer un reset mental. 





- Buenos días, papi.- dijo Sophie saliendo del cuarto de baño en suite de la habitación.


Yo no pude contestar, la imagen de mi hija en pijama era el mejor reseteo posible. Me limité a quedarme embobado deleitándome con sus proporciones perfectas y sus pechos rebeldes.
Ella se dió cuenta y empezó a posar para mi como si fuera una modelo de lencería.



- Wow, me encanta despertar así cariño.- pude decir notando como mi polla crecía debajo de las sábanas.

- ¿Así cómo?- preguntó ella disfrutando del momento


- Con un ángel a escasos metros de mi.- dije pastelosamente

- Un poco cursi, pero me vale. ¿Aunque un ángel te enseñaría así las boobies? - me preguntó levantándose la blusa del pijama.




Tenía auténtica debilidad por las tetas de mi hija, pocas cosas podían cautivar tanto mi mirada con su simple presencia.

- Me alegro que te gusten tanto.- dijo ella sonriendo al ver mi cara.- La verdad es que tengo un poco de complejo.


Al decir esto se subió en la cama tumbándose a mi lado.


-¿Tú, complejo?- pregunté genuinamente extrañado.- ¿De qué?


- Todas mis amigas tienen el pecho más grande que yo, al igual que mi hermana.- dijo dándome la espalda- Desde pequeña he tenido miedo de tenerlas demasiado pequeñas.

Dijo esto echando su brazo hacia atrás en busca de mi mano antes de arrastrarme hacia ella para que la abrazara haciendo la cucharita. Me encantaba estar así con Sophie, oler su perfume y notar su respiración entre mis brazos, más si ella me ponía mi mano encima de sus tetas como estaba haciendo en ese momento.


- Cariño, si hay alguien en éste planeta que no debería tener ningún complejo físico eres tú.- dije sabiendo que ser sincero era la mejor opción.


Pasamos unos segundos en silencio.


- Aún tenemos algo de tiempo antes de que tenga que volver a mi habitación.- dijo tras besar mi mano.- Podría estar así toda la vida.



- Y yo cariño,- dije algo melancólico- yo también.



Me sentía muy culpable por estar engañando a mi hija, merecía saber que unas horas antes me había follado a su hermana en la cocina. Podría decirle que me estaba chantajeando y que lo hice para evitar que se chivara de lo nuestro... Pero joder, todos sabemos que no lo hice solo por eso. 


- ¿Te puedo hacer una pregunta?- dijo ella de sopetón.


- Dispara.- contesté con algo de miedo



- ¿Dispara?- se burló ella- Papá no seas boomer, no te pega.



- ¿Esa es la pregunta?- pregunté haciéndome el ofendido



- ¿Crees que debería operarme?- contraatacó ella



- No cariño, estar loca no se quita con una operación.- bromeé para devolverle lo de "boomer"



- Papá, hablo en serio. - dijo ella algo triste- Mamá me lo planteó hace unos meses porque conoce mi complejo.


- Pues yo, como padre, te digo que esa decisión es solamente tuya y que nunca dejes que nadie te influya.


- ¿Y cómo hombre?- preguntó ella tras unos segundos


- Como hombre te diré que me parecería una blasfemia modificar lo más mínimo semejante regalo divino.



Al decir eso apreté instintivamente sus pechos con mi mano.



- ¿Tú crees?- preguntó ella alegrándose.- Me he estado informando por internet y a algunas chicas les ha quedado genial...



Era difícil tener tan importante conversación con mi hija con sus tetas en mi mano y mi polla demostrando su dureza contra su culo. Ya habíamos normalizado tanto nuestra relación especial que ella tenía la suficiente confianza para sacarme ese tema justo después de incitarme a tocarla.



- Ya sabes que yo te apoyaré con lo que elijas.



- Lo sé.- dijo ella antes de besar de nuevo mi mano y apretarla más contra su pecho.



- Pero vaya, tampoco es que tengas que decidirlo ahora, no?- dije yo quitándole hierro



- Pues no, ahora prefiero disfrutar de tí y de eso que lleva un buen rato duro.- dijo ella antes de chuparme un dedo



- ¿Ésto?- pregunté golpeando suavemente sus nalgas con mi palo.- Creo que se equivoca señorita, ésto el mando de la tele.



- ¿Señorita?- preguntó ella girándose hacia mi


Yo no contesté, me limité a ver como sus manos me colcaban boca arriba antes de bajar  mis shorts liberando a Willy como un resorte.



- ¿Señorita qué está haciendo?- pregunté para seguir la broma



- Le voy a hacer una paja matutina a mi padre.- dijo ella con confianza.-¿Acaso le parece a usted mal?- preguntó ella antes de lamerse lentamente la mano.



- En absoluto,- contesté yo estremeciéndome con el contacto de su suave mano en mi polla.- me parece una tarea muy loable. Era simple curiosidad.



- ¿Y qué es lo que le parece tan curioso?- continuó mi hija a la vez que iniciaba su movimiento manual



Su delicada y suave mano pajeaba la gruesa polla de su padre arriba y abajo demostrándome que sus habilidades mejoraban a tiempo récord.



- No nada, nada... - dije yo cada vez con más dificultad para ser ocurrente



- Solo quiero que papi me de la lechita.- dijo ella incrementando el ritmo antes de besarme en los labios.- ¿Le vas a dar la lechita a tu hija?



- Ya lo creo que sí.- dije honestamente a la vez que dirigía mi mano a sus perfectos pechos



Ella lo recibió con orgullo contenta de que sus pechos me gustaran tanto y vaya si lo hacían, era adictivo jugar con ellos. A los pocos instantes ya le había quitado la parte de arriba del pijama para poder manosear bien aquellas maravillas.



- Como me gustaría sentarme encima y sentirte bien dentro de mí.- suspiró ella sin dejar de pajearme 



- No seré yo quien te lo impida. Siéntete libre.



- Aún tengo la regla, papi.- se quejó ella



- Lo sé.- dije convincentemente



- No me sentiría cómoda haciéndolo así...



- Cariño no hay ningún problema, no tenemos que hacer nada que no te apetezca hacer. Y no tienes que excusarte, es más no quiero que te sientas obligada a hacer ésto por mi.- dije señalando la paja incestuosa que seguía ocurriendo un poco más abajo



- ¿Estás de coña?- dijo ella rápidamente.- Que no quiera follar no significa que no quiera disfrutar de tu polla




- Buah, creo que es lo más bonito que me han dicho jamás.- dije acariciando su flequillo




- Además,- dijo obviando mi broma de mierda- he visto otras cosas en internet que me gustaría practicar.




- ¿Qué cosas?- pregunté yo genuinamente intrigado




- Nada raro, cositas... No te quiero hacer spoiler.- dijo mientras se colocaba de rodillas entre mis piernas- Bueno aunque hay algo que me ha impactado, que quizás podríamos hacer o al menos intentar.




- ¿De qué se trata?




- No sé eh, igual luego no puedo...- dijo ella nerviosa- Pero ya que no me la puedes meter por delante...



- Oh no, cariño. No sabes lo que dices.- dije yo intuyendo por donde iban los tiros



- ¿Por qué no? A la chica del vídeo parecía gustarle



- Cariño jamás he hecho eso y probablemente te haría daño si no vamos con cuidado. Otro día, si sigues queriendo, y estamos solos... Podemos intentarlo.



- Vale , papi.  



Me quitó el short de un tirón antes de abalanzarse sobre mi mástil que reposaba duro encima de mi abdomen. 



- Me encanta como huele.- dijo tras agarrarla con su mano derecha y olerla de abajo a arriba.








Yo me deleité con el tacto de su respingona nariz mientras me alegraba de haberme lavado justo después de follar con Pauline. Probablemente no diría lo mismo si no lo hubiera hecho.



- Mira es más grande que mi cabeza.- dijo Sophie posando al lado de la erguida polla de su padre.



La acariciaba suavemente con su mejilla mientras haciendo que empezara a later con impaciencia.



- ¿Tienes mucha leche aquí guardada para mí no?- dijo antes de amorrarse en mis huevos.



Sus manos acariciaban de arriba a bajo mi polla mientras que sus labios cuidaban de mi escroto. Recordó lo sensible que era yo en esa zona y se limitó a besarlos y lamerlos mientras estrujaba mi miembro a dos manos.



- Oh cariño, no lo sabes tú bien.- dije yo apurado



Sujetando mi polla desde la base con las dos manos, dejó caer un hilo de saliva encima antes de esparcirla con cuidado con sus dedos.



Con el mástil totalmente estrujado incrementó el ritmo de sus manos mientras rozaba sus labios con mi glande. 




- Pues dámela, no?- dijo hablando con la boca tapada por mi polla




- Estoy en ello Sophie.- dije aún más apurado




Sus enormes ojos me miraban ansiosos por provocar la corrida de su padre, me masturbaba justo enfrente de su cara haciéndome sentir el tío más poderoso del planeta.

Aprisionó mi polla entre la palma de su mano y su mejilla quedando ésta totalmente deformada por el vigor de su padre.


- Hazlo en mi cara papi,- dijo tras soltar más saliva por sus labios- quiero sentir tu leche en mi piel.



De golpe, unos toques en mi puerta, nos helaron el corazón.


- ¿Sí? - pregunté yo tímidamente levantándome de la cama



- Señor, la señora me envía a decirle que el desayuno está listo.- sonó la voz de la doncella detrás de la puerta



- Eh... Ah, vale. - balbuceé- Muchas gracias por avisarme.- dije abriendo un poco la puerta



- No es nada. - contestó la mujer antes de marcharse



Volví a cerrar notando comi mi corazón quería salirme por la boca. ¿Habría escuchado a Sophie decir que acabara en su cara? 


Joder, espero que no.



Mi hija seguía tumbada en la cama riendo por verme tan agobiado, estaba boca abajo y he de reconocer que los shorts de aquél pijama le hacían el mejor culo del mundo. Redondo, respingón y proporcionado.



- ¿Te hace gracia que casi le dé un infarto a tu padre? - pregunté volviendo a la cama



-Un poco sí.- confesó indicándome que me acercara con un gesto de su mano.- Ven, que hay otra cosa que he visto en internet y podemos hacer.




- ¿Qué cosa?- pregunté genuinamente intrigado




- Ya que no quieres utilizar mi ano... Puedes utilizar mis nalgas.- propuso moviéndolas provocativamente.- No sé si me entiendes...



Joder si lo sabía, me entusiasmaba de hecho. Me coloqué a horcajadas encima de sus piernas apoyando mi mástil en la suave seda que envolvía sus precioso culo.



Las golpeé con mi palo deleitándome con el delicado tacto de las prietas nalgas de mi hija mientras ella me miraba orgullosa.




- Parece que sí me has entendido... - se burló. ¿Seguro que no quieres intentar entrar por ahí?



Bajé suavemente su short justo por debajo de su blanco y respingón culo que quedó expuesto, lo abrí suavemente con las manos dejando que mi polla se escurriera entre sus nalgas.



Podía ver su precioso agujerito escondido parcialmente por mi miembro, dejé caer saliva encima notando como mi hija se estremecía. Guié la herramienta con mis dedos acomodándola en los mejores cojines posibles antes de mover lentamente mi cadera llevando mi glande hacia arriba hasta el punto de taponar tímidamente su ano.




Sophie dió un salto al notarlo perdiendo toda la chulería que había tenido anteriormente.



- ¿Seguro que quieres que intente entrar por aquí?- pregunté sabiendo la respuesta




- Otro día mejor.- contestó ella



- Eso pensaba.- dije apretando sus nalgas con mis manos



Al hacerlo atrapé mi polla en medio de sus turgentes nalgas las cuales conseguían oponer la suficiente resistencia en mi glande para satisfacerme con creces.



Los movimientos percutores de mi cadera fueron ganando en velocidad y fuerza hasta el punto de darmme la sensación, en ocasiones, de estar follándome su culo.



- Recuerda acabar en mi cara , papi.- dijo Sophie orgullosa de satisfacer a su padre de cualquier manera.





- Oh, joder.- dije apurado y absolutamente sobrepasado.- Ponte de rodillas cariño.



Sophie intuyó mi urgencia y se dio prisa para arrodillarse en el suelo al lado de la cama, yo me puse a su lado lo más rápido que pude intentando no correrme.



Sophie me miraba con la boca abierta y la lengua fuera implorando con sus ojos que le pintara la cara con mi pincel, la inocencia de sus ojos contrastaba con la lujuria de su mirada mientras se mantenía a la espera.



No le hice esperar demasiado, agarré su pelo con mi mano izquierda mientras apoyaba la punta de mi cañón entre su labio superior y su nariz. No me bastaron más de 10 subidas y bajadas de mi mano derecha para disparar.



Le crucé la cara en diagonal con una gruesa línea blanca que le cerró su ojo derecho provocando un jadeo de sorpresa en mi hija, el segundo chorro fué paralelo a su antecesor pero llegando más lejos en su expedición. De hecho llegó tan lejos que me salpiqué mi mano izquierda.



El tercer chorro le tapó la nariz hasta su ceja ceja y goteó por la mejilla. Mis rugidos inundaban el aire mientras mi hija seguía espectante al siguiente chorro.



Sin soltar su pelo, descargué el resto de mi carga en sus jugosos labios creándole un bigote espeso.



Sophie me miraba a los ojos con un ojo cerrado y con claras muestras de sorpresa en su rostro.



- Wow, no esperaba que tuvieras tanto.- dijo ella intentando abrir su ojo cerrado.




Al hacerlo parte de mi corrida le entró provocando que se le irritara al instante.



- Escuece, me escuece mucho el ojo.- empezó a decir



La llevé, aún con la polla morcillona, hacia el baño para ayudarle a quitarse toda mi corrida, de golpe nos pusimos un poco nerviosos intentando hacerlo lo más rápido posible.



El resultado fue que su ojo derecho ahora estaba completamente rojo e irritado.



- ¿Ésto no pasaba en el vídeo de internet, verdad?- le pregunté tras un silencio



Sophie empezó a reir antes de besarme en los labios.




Volvimos a la cama tumbándonos juntos, yo estaba boca arriba y ella de lado con su cabeza en mi pecho. Todo era paz y felicidad, menos por el ojo de Sophie, y en ese momento volvieron los pensamientos intrusivos.




La culpa y los remordimientos.




- Cariño, tengo que contarte algo.- dije sin dejar de acariciar su pelo



- Papá no pasa nada, ya me duele menos.



- No, no es eso.- dije yo buscando las palabras correctas para confesar.- No sé como decir...



El teléfono de Sophie empezó a vibrar en la mesita de noche.



- Dime mamá... Sí ya estoy despierta... No no estoy en mi habitación porque... Porque he salido a correr... Sí ahora bajo a desayunar... Sí mamá, hasta ahora.- dijo mi hija de forma casi robótica



- ¿Hay que levantarse, verdad?- pregunté triste



- Sí, además me está buscando. Que agobio de mujer.- dijo ella mientras se levantaba y entraba en el cuarto de baño.- Me ducho aquí, vale? Que le he dicho que he salido a correr.



- Sí claro, como si estuvieras en tu casa.



- Ja, ja. Qué gracioso.- se burló Sophie antes de abrir el grifo.



Pasados unos minutos estabamos toda la familia sentada a la mesa de la cocina dispuestos a desayunar. 



Pauline me guiñó un ojo en referencia a lo que había pasado allí aquella misma noche antes de centrar su curiosidad en el ojo de Sophie.



- Estoy bien, es solo que me ha entrado un poco de jabón al ducharme.- se justificó nerviosa mi hija sin que nadie le preguntara



- ¿Y dónde te has duchado porque acabo de bajar de tu baño y estaba seco?- preguntó inquisitivamente su madre



Pude ver como Sophie se bloqueaba sin saber reaccionar.



- En mi habitación.- dijo finalmente Pauline- He traído un champú de los EEUU que es muy bueno, se ha duchado en mi baño.



Sophie se quedó un tanto extrañada mirando a su hermana mientras asentía con la cabeza. Yo me quedé en silencio comiendo mi cruasán con una creciente preocupación en mi interior.


Pauline nos había echado un cable con la coartada pero ahora Sophie querría justificarse ante su hermana... Y ésta seguro que quiere algo a cambio.





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