Conociendo a mi hija.

Capítulo 1: Una bombero  informático, un diario personal y una Pinky Promise.

Sophie es mi hija, bueno al menos lleva mi sangre. Conocí a su madre una noche hace ya más de 18 años y nos gustamos tanto que en el primer intento engendramos una niña. Yo me enteré hace unas semanas ya que su familia, al enterarse que ella estaba embarazada, se la llevaron a Francia a vivir con sus tías. La verdad es que su familia es un tanto... especial. Extremadamente ricos, conservadores y religiosos me privaron de toda opción de conocer la existencia de mi hija. Pasaron los años, su madre se casó con un señor de buena familia y Sophie creció hasta cumplir los 18 y con ello la voluntad de conocer a su padre. Hace un par de semanas su madre se puso en contacto conmigo para darme la noticia y mi hija vino a España para conocerme. Fue raro pero bonito a la vez, aún no soy plenamente consciente de que soy padre. Sophie es una buena chica, cariñosa, educada e inteligente. Físicamente es castaña, pequeñita y delgada, venía vestida muy formal al igual que su madre que no se separó de nosotros en ningún momento.

Hoy es la tercera vez que nos vemos y sigo tan jodidamente nervioso como la primera, no lo sé explicar. Siento en mis entrañas que ella es mi hija pero a la vez somos dos auténticos desconocidos, además el saber que su madre va a estar controlando todo lo que digo y hago me enerva... y este maldito calor me está matando. Esta vez he sido yo el que ha viajado a Francia, voy a hospedarme en su casa durante unos días. Estoy contento porque veo a Sophie muy ilusionada con enseñarme como es su vida pero a la vez me jode que su madre me vuelva a mirar con esa superioridad que tanta rabia me da.

Llego a la mansión en la que vive mi hija, me bajo del taxi sintiéndome como Will Smith llegando a Bel-Air y llamo al timbre absolutamente intimidado por la puerta gigantesca que se planta ante mi.
Pasan los segundos... y nadie responde. Aprieto el botón de nuevo.
Más silencio.
¿Se habrán olvidado de que venía?

Saco mi teléfono del bolsillo y llamo a mi hija para explicarle la situación. A los pocos segundos la intimidante puerta empieza a chirriar justo antes de abrirse lentamente mostrándome un camino asfaltado escoltado por palmeras que llega directamente a la entrada de la mansión. Avanzo decidido intentando no parecer demasiado asombrado por todo aquel lujo mientras veo como la puerta se abre saliendo una mujer que por su vestimenta parecía ser del servicio. Cuando estoy cerca me empieza a hablar en francés mientras inclina repetidamente la cabeza hacia abajo, yo apenas consigo entender que me está pidiendo disculpas e intento hacerle ver que no pasa nada pero ella sigue pidiéndome perdón repetidamente.

- Dice que siente haberte hecho esperar en la puerta, que mi madre no le avisó de tu visita y que tiene orden de no abrir a desconocidos.- dice Sophie apareciendo desde el salón justo antes de decirle algo a la señora en un perfecto francés.- Hola papá, ¿Cómo ha ido el viaje?

- ¡Hola Sophie!- digo quedándome un segundo perplejo mirando a mi hija.

Sigo sin acostumbrarme a que me llamen "papá" pero es que además me acabo de dar cuenta que mi hija está muy buena y eso me hace sentir instantáneamente mal. Sophie lleva un bikini amarillo que me deja ver las curvas que ha desarrollado durante todos estos años, instintivamente me fijo en sus pequeños pero firmes pechos que rebotan exageradamente cada vez que da un paso.

- Mamá me dijo que vendrías más tarde, ella y Robert han salido y yo estaba aprovechando para tomar un rato el sol en la piscina. No les gusta que me ponga en bikini... ya ves como si alguien pudiera verme.- dijo ella mientras se acercaba a darme un beso en la mejilla.- ¿Te apetece un café?

- Eh sí claro, a ver si así me espavilo un poco que entre el viaje y este calor ando un poco... mareado.- Me justifiqué siguiéndola a la cocina.- ¿Tú cómo estás?

- Pues se podría decir que bien, he acabado los examenes con buenas notas, hace poco fue mi cumpleaños y Robert me regaló un coche precioso y ahora tengo mucho tiempo libre...- dice ella algo triste

- ¿Pero?- le pregunto

- Pero todas mis amigas están de vacaciones y mamá y Robert no me dejan hacer nada. Se creen que sigo teniendo 15 años, me paso el día aburrida en casa viendo la tele.- responde ella inclinándose sobre la mesa de la cocina.- Menos mal que ahora estás aquí para hacerme compañía papi.

- Pero me dijiste que tenías una hermana, no?- pregunto yo intentando no sentirme tan raro por lo de "papi".

Cuando se inclina, su escote se ensancha, dejándome ver claramente la perfección de sus tetas blancas.

Me da la sensación que ella ha hecho ese movimiento a propósito o al menos sin importarle que le viera todo. Eso activa mi polla debajo de mis pantalones en el peor momento y el bañador que visto no está precisamente pensado para ocultar ese tipo de erecciones. 

Sophie claramente se da cuenta y durante un microsegundo nos miramos a los ojos sabiendo lo que estaba pasando. Ella me sonrie dulcemente mientras me ofrece la taza de café.

- Sí Pauline, ella es un año mayor que yo. Su madre murió cuatro años antes de que Robert conociera a mamá, la verdad es que estamos muy unidas pese a que es la hija favorita de mamá. Vuelve mañana, ella está estudiando en EEUU.

-Ya entiendo... Por cierto, ¿Has avisado a tu madre de que he llegado?Me da la sensación de que no le hace mucha gracia que esté aquí.- digo mientra le acepto la taza.

- Ya lo creo que no, lleva días de los nervios.- me contesta ella riendo.

- Pues corre, llámala y díselo. Quiero que empiece a sufrir cuanto antes.- digo guiñándole un ojo

- Suena bien, espérame en la piscina y en un segundo estoy contigo.- dice Sophie indicándome como salir.

Llego a la zona de las hamacas intentando, de nuevo, parecer indiferente a lo increíble que era aquella casa pero hace demasiada calor y Sophie está tardando más de "en un segundo". Me quito la camiseta y sin pensármelo dos veces entro de cabeza en la piscina, me encanta nadar es por eso que sigo estando en forma. Allí tenía espacio de sobras para hacerlo y sin tener que compartir carril con tres señores mayores que están alli para recuperarse de la rotura de cadera como me pasa en la piscina municipal a la que suelo ir.
Me fuerzo a sofocar el ataque de envidia que vuelve a crecer en mi mientras me sumerjo para comprobar la profundidad.

De golpe escucho el estruendo de alguien saltando al agua, con dificultades abro los ojos para ver a Sophie nadando directamente hacia mi, yo solo puedo fijarme en el movimiento de sus nalgas debajo del agua y de sus juguetones pechos. Joder estoy enfermo.
Sophie empieza a jugar conmigo intentando hundirme, se abalanza sobre mi constantemente pero yo soy más fuerte y ágil consiguiendo zafarme cada vez. En varias ocasiones aplasta sus tetas contra mi cuerpo pero yo me mantengo lo más frío posible.

- Vas a tener que ser más rápida, jovencita.- digo agarrando sus muñecas con cuidado para evitar que me hunda.

- ¿Jovencita?- Dice ella haciendo más fuerza.- Solo tienes 16 años más que yo.

- Y que no se te olvide nunca, jovencita.- vuelvo a decir en broma

- Mamá y tu solo teníais 16 años cuando me hicisteis.- dice ella dejando de hacer fuerza- Teníais 2 años menos que yo...- dice de forma melancólica mientras se da la vuelta y se abraza con mis brazos.

Al hacerlo tengo una vista ideal de sus perfectas tetas apretadas por mis brazos desde atrás, eso endurece de nuevo mi polla hacíendome notar que tiene su delicado culo rozando con mi paquete.

- Tu madre y yo no somos un buen ejemplo de familia estructurada precisamente.- digo yo intentando desenfocar la atención de mis bajos- Siento mucho eso Sophie.

- Tu no tienes que disculparte papá, en cuanto has sabido de mi existéncia me has dado mucha más atención que mamá y Robert en toda mi vida.- dice ella manteniendo mis brazos fuertemente a su cuerpo.

Tiene que estar notando mi mástil enduriciéndose en sus nalgas. Es una sensación muy incómoda y placentera a la vez.

- ¿Qué excusa te puso?- pregunto- Para explicar mi auséncia quiero decir.

- Me dijo que habías muerto al poco de nacer yo, la verdad es que te hizo un verdadero héroe.- dice pensativa- Durante años creí que mi padre había sido un bombero que murió cumpliendo su deber en un accidente muy grave en las montañas españolas... De hecho es la historia que explicó a todo el mundo aquí en Francia. Robert se enfadó muchísimo cuando se enteró de que sigues vivo.

- ¿Y tú?- digo yo medio en broma- En realidad solo soy un informático en paro al que se le dá muy bien evitar que lo hundan en la piscina.
Se queda un par de segundos callada antes de girarse hacia mi con los ojos llorosos.

- Me alegro mucho que estés aquí papi- dice ella antes de abrazarse a mi.

- Y yo cariño,y yo- digo notando por primera vez esa conexión padre/hija que se supone que debería sentir

- ¿Bueno quieres que te enseñe la casa?- dice ella intentando aliviar la tensión- Tengo ganas de que veas mi habitación.

Me hace un tour por la asquerosamente grande mansión hasta que llegamos a su habitación.

- Vaya tu habitación es tan grande como mi piso entero. - digo yo algo avergonzado- Es preciosa se nota que tienes buen gusto, en eso no has salido a tu padre.

- Bueno me paso el día o aquí o en clase.- dice ella señalando el escritorio

- Tienes buen pc- le dije señalando el ordenador de mesa que había encima.

- ¿Sí? pues me da muchos problemas. Quizás mi padre, que es informático podría mirarlo y arreglármelo. Me va muy lento.

- Vaya, acabo de llegar y ya me estás haciendo currar...- digo yo en broma- Tranquila ya le echaré un ojo.

De golpe escuchamos ruido por las escaleras, su madre y Robert han llegado. Miro por la ventana y el sol, que antes brillaba, ahora se está tapando por nubes grises. Saludo a ambos notando el desprecio disimulado en sus ojos y les sigo cuando me indican donde está mi habitación. Vamos a la zona de la mansión destinada a los aposentos del servicio y me hacen entrar en una habitación mucho más pequeña que las del resto de la casa pero aún así más grande que la que tengo en mi casa. Me dejan que me ponga cómodo y me duche antes de bajar a comer mientras Sophie hace lo mismo, comida muy rica ambiente muy tenso y conversación banal. Luego Sophie nos dice que por la tarde tiene clase de yoga y quedamos en que mientras, yo le arreglaré el pc para que vaya más rápido. Acepto porque eso supone no tener que estar con su madre y Robert. Mi hija se despide y va a su habitación a arreglarse antes de irse.

Cuando se marcha de casa voy a su habitación, enciendo el pc y en seguida veo el problema. Tene la memoria llena de fotos, juegos, programas y archivos basura en general por lo que no tardo mucho en dejarlo limpio. Veo que tiene un acceso a Dropbox en el escritorio por lo que subo todo a la nube y así poderlo eliminar del pc. Al hacerlo veo que tiene un programa abierto, es uno de esos que sirven como diario digital, la curiosidad me invade y lo abro. Necesito saber qué piensa de mi aunque estoy violando completamente la intimidad de mi hija. Busco los días en los que nos conocimos y leo que le causé buena impresión desde el principio, que soy guapo y se me ve buena persona. Aliviado sigo leyendo y veo que tiene una entrada de hoy mismo, por la hora que sale ha debido ser cuando ha subido a su habitación a vestirse para ir a yoga.

" Hoy me ha vuelto a pasar, igual que la última vez pero mil veces más intenso. Ese calor mojado en mi entrepierna, esa lujuria sobre la que mi profesora, la hermana Visitación, nos advirtió. Y lo peor es que me ha pasado con mi padre, con el de verdad. Notar sus fuertes brazos alrededor de mi cuerpo, oler su aroma de hombre, sentir su duro pene en mis nalgas...
No he podido evitar explorar mi cuerpo durante la ducha de después imaginando que era mi padre quien se lleva al fin mi virginidad. No puedo quitármelo de la cabeza. Me voy a yoga a ver si me despejo.
Si mamá llegara a enterarse...
Hasta mañana diario querido."

Un escalofrío recorre mi cuerpo como un rayo, un pensamiento endurece mi polla como una asta.

Todo esto es demaisado, la tensión sexual entre mi hija y yo no solo existe en mi cabeza. Mi hija sabía perfectamente que yo iba a revisar su PC, ¿es tán despistada como para dejarse este programa abierto con semejante confesión?

Sintiéndome el peor padre del mundo enlazo su diario directamente con mi teléfono, podré leer todo lo que escriba sin que ella se entere. Si es que no lo sabe ya.
Apago el PC, me voy a mi habitación y me alivio manualmente releyendo una y otra vez la última entrada del diario de mi hija. Estoy jodidamente enfermo.

Al cabo de unas horas mi hija me llama para avisar de que ya ha vuelto y de que la cena ya está lista. Pese a mis esfuerzos me cuesta mirar a Sophie a los ojos, espero que no se dé cuenta. La cena pasa lenta y tensamente amenizada por la banda sonora de la tormenta que está cayendo fuera. Sophie parece ansiosa por irse a dormir pese a que no la veo particularmente cansada, me pregunta por su pc. Le explico cuál era el problema y que ahora todas sus cosas están en la nube. Me da las gracias junto a las buenas noches justo antes de desaparecer escalera arriba.

A los pocos minutos imito a mi hija y empiezo mi retirada de aquella mesa de comedor infernal, me siento sucio por lo que me vuelvo a duchar y me acuesto. Ha sido un día demasiado... diferente.

Una cercano trueno me despierta durante la noche. Estoy en mi cama y noto que mi polla está dura. Probablemente he estado soñando con mi hija.
Bajo mi mano a mi polla dura y empiezo a masturbarme pensando en los pequeños pechos de Sophie. Me vuelve loco como rebotan exageradamente al menor movimiento.

A los pocos minutos escucho el sonido de pasos detrás de la puerta, unos segundos después escucho unos golpes tímidos en la puerta.

- Papá, ¿estás dormido?- la voz de Sophie suena casi fantasmal entre la tormenta.
 El trueno que me ha despertado a mi también la habrá despertado a ella. Continúo con mi polla dura en la mano mientras trato de permanecer lo más quieto posible, quizás debería soltarla pero no quiero hacer ningún ruido, no quiero que entre y me vea masturbándome.

Después de unos largos segundos escucho abrirse la puerta detrás de la cual mi hija entra en la oscuridad. Me doy cuenta de que lleva puesto un camisón de flores y que le queda de miedo. Su holgado escote apenas logra cubrir el movimiento juguetón de sus pequeños senos y sus falda resalta el perfecto culito turgente que ha desarrollado mi hija.


Rápidamente cubro mi polla con la sábana. Mi hija camina lentamente hasta mi cama y se acuesta a mi lado. Me quedo quieto cuando noto cómo se mete debajo de mis sábanas y me abraza. Su pierna choca contra mi todavía dura polla. Le toma unos segundos darse cuenta.

Mi corazón está acelerado, ella es mi hija y por lo que he podido leer en su diario no ha tenido jamás ningun tipo de relación sexual pese a sus 18 años.
Me quedo totalmente quieto tratando de parecer dormido. Tarea difícil teniendo en cuenta que mi hija ha sentido curiosidad por saber qué es ese bulto duro en mi entrepierna. Siento su mano tocando con curiosidad mi pene erecto a través de la sábana. Ella lo aprieta ligeramente y mueve sus dedos lentamente por toda mi longitud. A pesar de su torpeza, esos toques me están excitando mucho pero todavía no me atrevo a decirle que no estoy dormido. También tengo mucha curiosidad por ver cómo actúa mi hija con la polla de su padre en las manos.

Noto cómo Sophie retira la sábana que me cubre, revelando la imagen de mis pantalones cortos a punto de explotar por mi polla dura. La erección es tan poderosa que empieza a doler, necesito correrme pronto o no podré dormir esta noche. Una parte de mí quiere abrir los ojos y enseñarle a mi hija cómo hacerlo, pero tal vez la asuste. Por otro lado, me enciende seguir viendo a mi hija desenvolverse sola, aunque podría aburrirse y dejarme con este dolor en los huevos.

No puedo quitarme las palabras del diario de Sophie de la cabeza.
Después de unos segundos de indecisión, noto como su mano se apoya delicadamente sobre mi paquete. La palma de su mano descansa suavemente sobre la parte inferior de mi polla y puedo sentir el calor que atraviesa la tela de mis pantalones cortos. Al principio apenas lo mueve, pero cuando ve que todavía estoy 'dormido' parece no preocuparse por mí. Siento sus dedos apretando suavemente los costados de mi pene hasta llegar a la punta que, a juzgar por la tensión que siento ahí abajo, debe estar marcándose perfectamente en la tela del pantalón corto.

Mi curiosa hija vuelve a poner su palma sobre mi herramienta y comienza a frotarla suavemente, primero hacia los lados y luego hacia arriba y hacia abajo.

Eso es demasiado, me estoy haciendo a la idea de que mi hija piensa que estoy dormido y me está haciendo algo parecido a una paja. ¿Sabe lo que está haciendo? Todos estos pensamientos me excitan aún más, noto como un poco de líquido preseminal moja la tela de mis pantalones. Sophie los baja lentamente liberando mi dura polla como un resorte, escucho su suspiro de asombro al hacerlo.
Se queda quieta unos instantes sin tocarlo, contemplando mi enorme polla palpitante.

Abro un poco los ojos y la veo hipnotizada por la polla de su padre, su mano se mueve lentamente y vuelve a agarrarla suavemente. Esta vez parece un poco más decidida, agarra mi polla por la base y la balancea de un lado a otro. Su pequeña mano apenas alcanza para cubrir todo el ancho de mi pene. Me siento muy poderoso en la cálida mano de mi hija. Su mano derecha me masturba lentamente, sus pequeños y suaves dedos envuelven ligeramente mi polla, masajeándola y volviéndome loco. Pienso que pese a tener ya 18 años se nota que jamás ha hecho nada parecido pero la situación es tan morbosa que yo estoy más duro que el acero.

De repente siento su mano izquierda acariciar mi abdomen suavemente justo antes de que Sophie comience a besar mi pubis. Siento sus jugosos labios jugando con la piel cerca de mi ingle mientras no deja de masajear mi polla.

No puedo esperar a sentir esos labios lujuriosos en mi glande. Mientras que Sophie ya se ha dado cuenta de que una mano no es suficiente y ahora masturba la polla de su padre con las dos manos. Está decidida a sacar hasta la última gota de mi semen.

 ¿Realmente cree que estoy dormido? O es muy inocente o lo soy yo por creerlo.
En realidad ya me da igual, las suaves manos de mi hija ordeñan mi polla dura sin parar totalmente deseosas de hacerme eyacular. Y me voy a correr pero primero me encantaría sentir sus labios en mi polla antes.

Parece que Sophie ha leído mi mente, se acuesta apoyando su linda cabeza en mi vientre con su rostro directamente hacia mi pene. No deja de masturbarme pero ahora puedo sentir el cálido aliento que sale de sus labios en mi glande. Mi polla se balancea rozando sus jugosos labios al ritmo de su masaje, siento la cálida humedad de su lengua lamiendo tímidamente mi piel cada vez que mi capullo pasa frente a su boca.

Abre los labios encajando la punta de mi bastón en su boca. Apenas ha metido la punta pero la sensación de tener mi polla dentro de la boca de mi hija me excita sobremanera.
Su mano deja de masajearme pero siento que su lengua le da la bienvenida a mi glande en su boca. Lo acaricia lentamente al principio pero a medida que pasan los segundos noto como Sophie hace que más de mi polla entre en su boca.

Vuelve a pajear la polla de su padre pero ahora tiene toda el capullo dentro de su boca. Su lengua se coordina con su mano para volverme loco. ¿Habrá buscado en internet cómo se hace?

Estoy a punto de correrme y como se supone que debo estar dormido, mi hija va a tomar toda mi carga en su linda boca.
Sophie todavía está enfocada en darle a su padre una mamada incestuosa sin saber que esa polla dura está a punto de explotar. Pensar eso me excita aún más. Quiero que mi hija se trague mi semen, se lo ha ganado siendo una niña buena.
Mi putita buena chica.

El primer chorro llega sin previo aviso y va directo a su garganta. Se atraganta y se quita la punta de la boca justo antes de que el segundo chorro inunde su nariz y mejilla.
Son dos cargas muy gruesas de semen por la excitacion acumulada y dejan a mi hija tosiendo y con una raya blanca cruzando su preciosa carita. Pero quiero que se lo trague, agarro suavemente su cabeza por sorpresa y hago que vuelva a meter mi polla en su boca justo antes de descargar tres o cuatro chorros más en la jugosa boca de mi hija.

La obligo a quedarse quieta hasta que haya descargado mis bolas dentro de su cabeza, Sophie recupera el aliento sonriendo a su papi sabiendo que ha sido una buena niña.

- Pensé que estabas dormido papi. Me asustó la tormenta y en tu cama me siento segura.- Me dice sonriendo con los ojos llorosos y un poco de mi semen esparciéndose por sus labios lujuriosos.- Vi que tenías tu pene... hinchado y sentí curiosidad. ¿He hecho mal?- dice algo avergonzada bajando la cabeza.

- Lo has hecho muy bien cariño.- le digo levantándo su barbilla con cuidado.- Has ayudado a tu padre a sentirse mejor, nada más.

Sophie me mira a los ojos aún con los restos de mi semen por su cara. Me regala una sonrisa sincera y cariñosa como respuesta.

- Eso sí deberías volver a tu habitación y no le cuentes esto a mamá, bueno ni a ella ni a nadie. Ya están las cosas demasiado tensas...

- No tenía intención de hacerlo papá, no soy tonta. Será nuestro pequeño secreto, ¿Sí?- me dice Sophie alargando su dedo meñique

- ¿Qué se supone que debo hacer?- digo yo algo confundido con su gesto

- Pon el meñique igual que yo.

- ¿Así?- pregunto yo imitándola

- Pinky promise.- dice Sophie enlazando su meñique con el mio.

- ¿Cómo?

- Papá no te enteras, tienes que decir "Pinky promise" para cerrar nuestro secreto- dice sin soltarme el dedo.

-Ah sí, eh... eso. Pinky promise.- Contesto mientras veo mi leche gotear por su mejilla.




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