Conociendo a mi hija. (2)

Capítulo 2: Un jet-lag profundo, una virgen ansiosa y una silueta tras la puerta.

" Querido diario hoy estoy mucho más animada que ayer, lo que antes era culpabilidad ahora es ilusión. Volví de yoga peor de lo que fuí, no podía quitarme el bulto en los pantalones de mi padre de la cabeza. Tanto que durante la noche fuí a hacerle una visita y... pasaron cosas. Él reaccionó bien y fue muy comprensivo conmigo, me hizo ver que no estaba haciendo nada malo. Lo quiero tanto...
¡Además hoy llega a casa Pauline! La he echado mucho de menos y tenemos tantas cosas que contarnos...
Mañana te explico."

Leo en mi móvil la nueva entrada que mi hija acaba de hacer a su diario personal, yo sigo en la misma cama donde hacía unas horas mi hija me había vaciado los huevos. De hecho leerla me ha confirmado algo que yo esperaba que hubiera sido solo un sueño.
Con la polla dura y la culpa en la cabeza me arreglo y me dirijo a la cocina para desayunar algo.

- ¡Buenos días papá!- me dice Sophie sentada a la mesa en cuanto me ve- ¿Has dormido bien?- pregunta guiñándome un ojo.

Va vestida con el mismo estilo de ropa que el día que la conocí, es evidente que con su madre y Robert cerca no va a enseñar demasiada carne. Eso me pondrá las cosas más fáciles. Llego a la conclusión que lo de la noche anterior no puede volver a repetirse. He descubierto que ,pese al poco tiempo que llevamos juntos, quiero a mi hija de una forma pura. Lo de ayer fue de todo menos puro.

- Buenos días cariño.- contesto yo mientras veo a la mujer del servicio preparando el desayuno.- Bueno, me costó acostumbrarme a la cama pero en seguida caí en un profundo sueño. ¿Y tú?

-Bueno la puerta de mi habitación a veces no cierra pero en general bien. Siéntate y desayuna. Hay café, zumos, pastas y fruta.- dice Sophie ofreciéndome el taburete colocado justo enfrente de ella.


- Vaya, menudo despliegue.- contesto sentándome

- Sí y la verdad es que no sé para que, yo solo como fruta para desayunar.- dice Sophie agarrando un plátano de la bandeja.

- Sí yo también. - contesto alargando el brazo hacia la bandeja de croissants de chocolate que tengo delante.

Sophie pela el plátano y mirándome a los ojos empieza a apoyárselo sensualmente en los labios. Yo debo de poner una cara de circunstáncias muy graciosa mientras niego con la cabeza porque mi hija me sonríe con los ojos a la vez que empieza a introducirse el plátano lentamente en la boca.

Noto como toda mi sangre se acumula en mi cara, poniéndome rojo, y en mi polla, poniéndome duro. La señora del servicio sigue trabajando ajena a todo aquél show en el que Sophie ya ha conseguido engullir 3/4 partes del plátano y en sus ojos se puede ver orgullo y alguna lágrima causada por el intruso en su garganta. Dios esto no puede acabar bien.
Se supone que yo debo ser el maduro, el que tiene que poner sentido común. La verdad es que noto fuego en mi abdomen, siento la necesidad de colocar a mi hija encima de la mesa y arrancarle esa ropa puritana antes de comérmela entera. Siento la necesidad de desvirgar a mi hija y enseñarle todo lo que no ha aprendido en los 18 años que ha estado lejos de mi. Quiero darle amor, hacer que se sienta bien, quiero hacer que se corra numerosas veces y disfrute de lo que es un verdadero orgasmo.

- Buenos días. - la voz odiosa con acento francés de robert me saca de mis pensamientos.

Él y la madre de Sophie se han dignado a bajar a desayunar, nos pasamos la mañana en las piscina los cuatro donde esperamos a que el chófer traiga a Pauline, la hermanastra de mi hija, del aeropuerto. No puedo evitar sentirme nervioso por eso, con dos estirados prepotentes ya tengo suficiente.
Cuando la conozco veo que mis temores eran infundados, Pauline es una chica agradable y educada que, con su acento francés y a diferencia de sus padres, te hace sentir como en casa. Recuerdo a Sophie decir en alguna ocasión que su hermana era la favorita de sus padres y la verdad es que la impresión es de ser la hija perfecta. Físicamente es un ángel, no más alta y delgada que Sophie, blanca de piel y con el pelo de color del oro. Tiene una sonrisa inocente que te cautiva al instante.

Preparamos la comida entre todos, puesto que le han dado el día libre al servicio y Pauline se pasa todo el rato contándonos historias sobre sus vivencias en EEUU. Noto a Sophie algo más triste, como eclipsada por su hermanastra. Cada vez que Pauline interactúa conmigo puedo ver como mi hija siente celos por lo que yo intento que se sienta atendida constantemente.

La verdad es que la llegada de Pauline ha cambiado por completo el ánimo de sus padres a los que ahora parece molestarles menos mi preséncia.

De repente Robert recibe una llamada, un amigo suyo ha tenido un problema de salud y surge el dilema de ir a visitarlo al hospital o quedarse con su recién llegada hija.

- No os preocupeis por mi,- dice Pauline- con el jet-lag que tengo voy a pasar toda la tarde durmiendo. Id al hospital a ver a tu amigo, papá. Yo me quedaré con Sophie y su padre viendo una película hasta que me venza el sueño.

Al decir eso cambia el ánimo de mi hija, se le ve en la cara que cuando su madre y Robert no están cerca es otra persona.

A regañadientes, los dos estirados prepotentes aceptan el trato puesto a que sienten que deben cumplir con el compromiso para con su amigo. Yo la verdad es que me alegro de tenerlos lejos, además con Pauline cerca no creo que mi hija se atreva a provocarme... o eso espero.

Pasado un rato ya nos hemos puesto ropa cómoda y nos estiramos en los enormes sofás que hay en el salón, las dos hermanas empiezan a discutir sobre la peli que veremos. Pauline se tumba en un sofá y yo en otro, Sophie no se lo piensa un segundo y se estira en el mismo que yo. Bueno, es suficientemente enorme para los dos.

Deciden hacer un maratón de Harry Potter ya que es un saga que a sus padres no les hace demasiada gracia.

Al rato Sophie dice tener frío, pese a ser verano, y se tumba parcialmente encima de mí apoyando su cabeza en mi barriga y tapándose con una fina manta.

- Ya sabes como es mamá con el aire acondicionado...- dice Pauline sin mirarnos medio dormida.

Pasa la primera película y mi hija no ha hecho ningún movimiento más que me pueda comprometer por lo que empiezo a confiarme.
En algún momento de la segunda Sophie le hace un comentario a su hermana pero ésta no contesta.

- Vaya, parece que al fin se ha dormido.- me comenta Sophie

- Ahá.- respondo yo que ya me he dado cuenta hace rato

He conseguido mantener mi polla bajo control pese a la cercanía de mi hija pero cualquier mal pensamiento, cualquier movimiento en falso, cualquier incidencia fuera de mi control pueden hacer que el mástil vuelva a aparecer y con él los problemas.

Y esa incidencia llega en forma de cambio de postura de Pauline. Sigue durmiendo pero esta vez está tumbada de lado en posición fetal mirando hacia el respaldo del sofá, desde mi posición puedo admirar un prieto y perfecto culo ofrecido y resaltado por unos shorts rosas que apenas pueden tapar la totalidad de sus blancas nalgas.

Por un milisegundo un mal pensamiento aparece en mi mente y pese a que corro a sofocarlo ya es demasiado tarde. Mi pitón está empezando su inevitable despertar y con ello la incomodidad. Sophie no tarda en darse cuenta y no tarda en colocar su mano en la parte interior de mi muslo que sigue tapado por la manta. Eso no hace más que acelerar las cosas y en cuestión de segundos mi polla está completamente desplegada. Joder debería dejar de usar este maldito bañador... o ponerme caloncillos.

Mi hija levanta la cabeza buscando mi mirada pero yo me hago el loco mirando la gigantesca pantalla de TV. Veo como comprueba que su hermana siga dormida justo antes de plantar suavemente su mano encima del bulto de mi pantalón e incorporarse acercando su cara a la mía.

- Parece que a papi le gusta tener a su hija tan... cerca.- me susurra Sophie dejando sus jugosos labios a escasos centímetros de los mios.

Yo no contesto, me limito a evitar que el corazón se me salga del pecho.

- Pero estás muy... tenso allá abajo.- susurra ella mientras su mano ya ha encontrado su tesoro debajo del bañador.- Y yo ya sé como aliviarlo.

Sus labios se juntan con los mios a la vez que su mano empieza su viaje de ida y vuelta en mi pene. Me siento inmensamente poderoso yuna tormenta de malos pensamientos invaden mi mente. subo la intensidad del beso como respuesta notando en el cuerpo de mi hija como se estremece de placer.

No, esto no está bien.
De golpe aparto suavemente la cara de mi hija de la mia.

- Esto no puede ser Sophie, está tu hermana justo ahí.- digo yo intentando convencerla.- Nos van a pillar y esto no está bien.- digo intentando convencerme.

Sophie me pone el dedo en la boca para que me calle como respuesta antes de colocarse entre mis piernas y meterse mi polla en la boca. En ese momento ya ha ganado.
Noto su lengua recorrer mi glande con delicadeza mientras no deja de mirarme a los ojos, lo hace igual como lo había hecho por la mañana con el plátano. Ver esa lujuría en la mirada de mi hija me enciende sobremanera.
Instintivamente apoyo mi mano sobre su cabeza y hago un poco de fuerza para indicarle que quiero que vaya más profundo. Con el plátano parecía habérselas apañado bastante bien aunque era bastante más pequeño que lo que tiene ahora entre manos.

Sophie acepta el reto e intenta, poco a poco, a ganar terreno. Muy poco a poco. Yo apenas hago fuerza porque no quiero forzarla y, joder, su hermana sigue durmiendo a escasos metros de nosotros. Es evidente que toda mi polla no cabe en su boca pero ella no deja de eforzarse en intentarlo, las lágrimas vuelven a sus preciosos y grandes ojos que no dejan de mirarme. Le acaricio el flequillo para hacerle ver que lo está haciendo bien pero ella responde con un movimiento brusco de su cabeza hacia abajo. Eso le provoca una pequeña arcada que a mi me suena como una bomba, de golpe Pauline se mueve.

Rápidamente tapo a mi hija con la manta e intento disimular que no me está a punto de dar un infarto, con el rabillo del ojo veo como Pauline sigue dormida solo que ahora, en lugar de mirar hacia el respaldo del sofá, está mirando hacia nosotros. Sophie enseguida vuelve a estar chupándome la polla mientras yo me deleito con la imagen de los pechos de Pauline apretados entre sus brazos.
Levanto la manta y veo a mi hija sonriendo con la polla de su padre al lado de su cara.

- Es más grande que mi cabeza.- me susurra bromeando

- Vas a hacer que me dé un infarto.- le replico yo- ¿Es eso lo que quieres verdad?

- No, quiero que me la metas.- me pide ella sin dejar de pajearme

- ¿Cómo?- pregunto yo en shock

- ¿Cómo? Pues pensaba que tu lo sabrías mejor que yo pero según tengo entendido yo me abro de piernas y tu me met...

- Shht- le interrumpo yo- ya sé a qué te refieres.
Ella me mira desafiante mientras me da un profundo beso en el frenillo.

- Sophie, soy tu padre y esto no está bien. Ha pasado porque he, porque hemos sido débiles. Pero tiene que parar. Soy tu padre y tu deberías perder la virginidad con algún chico de tu edad.

- Vale, para empezar me has dicho "soy tu padre" dos veces en 5 segundos. Y para continuar, tú ayer me dijiste que no había nada de malo en hacer que alguien que quieres se sienta bien. ¿No quieres que me sienta bien?- me chantajea Sophie poniendo una cara de niña buena que aviva mi fuego aún más.

- Encima de inteligente, manipuladora.- Contesto yo perdiendo mi ética por momentos.- Estoy orgulloso.- Concluyo acercándola a mi para darle un apasionado beso durante el cual no me suelta el pene.

- Vamos a mi habitación.- me susurra nerviosa

Me lleva de la mano escalera arriba y  entro tras ella a su habitación cerrando la puerta sin mirar, nos fundimos en un beso deshinibido mientras tenemos una carrera por ver quién desnuda antes al otro. En unos pocos segundos veo a mi hija desnuda por primera vez, es sencillamente perfecta. Mi polla opina lo mismo y lo hace ver de la mejor manera que puede, Sophie no puede dejar de mirarla con respeto presiento lo que está a punto de pasar.

Me abalanzo sobre ella como un vampirotirándola encima de la cama, la estrecho entre mis brazos mientras le respiro suavemente en el cuello.

- Tranquila cariño, papi irá con cuidado.- le susurro al oído

Ella no contesta, se limita a respirar fuerte y dejarse llevar. Bajo lentamente mi mano apoyándola suave pero firme en la parte baja de su vientre mientras le beso el cuello. Noto como se estremece y tiembla con cada movimiento de mi mano la cual se va acercando inexorablemente a su destino. Un rasurado y húmedo monederito le da la bienvenida pero aún no es el momento. Rozo suavemente los labios de ese monederito notando el espasmo que provoca en ella, lentamente vuelvo a colocar mi mano en su vientre y la hago subir para centrar mi atención en los maravillosos pechos que tiene mi hija. Eso hace que la excitación y la impaciéncia crezcan en mi hija que ya gime involuntariamente de una forma que me vuelve loco.

Cuando me he quedado satisfecho me centro en besar su plano vientre cada vez más abajo hasta llegar a su pubis, con mis manos le voy abriendo sutilmente las piernas manteniendo su atención en mi boca. Antes de que se pueda dar cuenta está abierta de piernas y con su padre asomado a su lindo coño.
Acerco mis labios a escasos centímetros de los suyos (los de abajo quiero decir).

- Vaya parece que te gusta tener a papi tan... cerca. - le digo yo asegurándome que sienta mi aliento en su vagina.

Ella no contesta por lo que levanto la mirada, su cara refleja absoluto y puro deseo. Es una imagen que jamás olvidaré, mi hija me mira implorándome con los ojos que le coma el coño. A mi me duele la polla de lo dura que está.

Yo contesto a aquella mirada con un delicado y lento beso plano en sus labios vaginales sin perder el contacto visual. Quiero ver como la preciosa cara de mi hija se desfigura por el placer, sus ojos se ponen en blanco inconscientemente mientras separo mis labios de su vagina. Repito la operació, pero esta vez con la lengua asegurándome de lamer la parte externa de sus labios. Noto su olor y su sabor impregnar mis sentidos, en algún momento me ha agarrado la cabeza y no me he dado ni cuenta. Me estira y masajea el pelo mientras mi lengua empieza su tímida incursión, me centro en las zonas cercanas al clítoris sin tocarlo ni una vez, solo algún roce esporádico que hace que Sophie se revuelva encima de su cama. Vuelvo a mirarle a los ojos, ella nos me los quita de encima mientras se muerde el labio.

- ¿Quieres que papi cuide de ti?- le digo antes de volver a besar su pubis.

- Quiero que papi me folle.- dice Sophie problemáticamente alto.

Yo no le contesto, al menos no con palabras. Me limito a satisfacer y aliviar con mi lengua y mis dedos toda la excitación que le había causado a mi hija. Pasados unos minutos la cama, mi boca y mis dedos están impregnados por los fluídos de Sophie que me implora constantemente que se la meta.

Está claro que más lubricada que ahora no lo va a estar así que es el momento.

- Si te hago daño me avisas y paro. ¿Vale?- le pregunto yo realmente preocupado

- No me asustes papá.- me dice ella abriéndose al máximo la vagina con sus manos.

- Todo lo contrario, tienes que estar tranquila y dejarte llevar.- le digo apoyando mi glande en su mojada raja.

Noto el calor y la humedad de mi hija en el frenillo mientras juego suavemente con el delicioso orificio que Sophie tiene por coño. Ella me mira espectante y nerviosa mientras hago amagos de empezar el camino hacia sus adentros.

Lo hago para que se vaya acostumbrando poco a poco a la intrusión, realmente parece imposible que toda mi polla vaya a caber ahí dentro.

Con mis manos acaricio delicadamente su abdomen y muslos mientras inicio mi incursión muy lentamente. No he avanzado un centímetro y Sophie ya está gritando. suavemente la vuelvo a sacar.

- Perdona papi, es que me duele.- se disculpa ella

- No te preocupes, no hay prisa. - le digo yo intentando sonar amable

La realidad es que me muero de ganas por notar en toda mi polla la sensación que he podido notar solo en la punta.

- Ahora, ya te aviso que voy a gritar.- me confiesa sophie- No puedo evitarlo.

- Pues eso sí que puede ser un problema.- digo yo planeando una nueva incursión.

- Tápame la boca con la mano.- me dice ella

- Pero Sophie..

Ella me interrumpe agarrando mi mano izquierda y amordazándose la boca con ella. Una imagen que no hace más que avivar la llama. Empiezo a hacer fuerza lentamente avanzando un poco más que la ocasión anterior antes de que las manos de sophie den dos golpes en la cama para avisar que le duele. Paro al instante pero sin sacar lo que ya está dentro, me limito a moverla suavemente en aquél delicioso lugar hasta que noto las manos de Sophie en mis caderas empujando suavemente hacia sus adentros. En esta nueva intentona más trozo de mi polla ha entrado dentro de mi hija y es la mejor sensación del mundo. Cálido, húmedo y prieto, Sophie tiene el mejor coño que he probado nunca. Tan bueno que es facil venirse arriba, sigo empujando sin prisa pero sin pausa pese a que mi hija me está haciendo la señal de que pare. Noto su aliento en mi mano izquierda mientras mi mástil avanza centímetro a centímetro antes de salir expulsado al dejar de hacer fuerza. Este coño es impresionante.
Puedo ver algún resto de sangre manchar la cama.

- Estoy bien papi, no pares.- me ordena mi hija viéndolo

Me limito a apoyar de nuevo mi capullo en la entrada de su coño antes de soltar un hilo de saliva encima. Con aquella lubriación extra y agarrando a Sophie por la cintura consigo por fin hacer desaparecer toda mi polla dentro del cuerpo de mi hija. A ella se le ponen los ojos en blanco de nuevo y no puede evitar soltar un gemido que resuena por toda la habitación. Menos mal que el servicio no está en casa y que Pauline está lejos.


En este momento pierdo el contacto con la realidad y me dejo llevar. Con mi polla aún dentro de mi hija me tumbo encima de ella tomándola fuertemente en mis brazos, quiero notar como su perfecto cuerpo se estremece cada vez que la polla de su padre la penetra. Ella no deja de gemir como en trance por lo que la beso para intentar acallar un poco el ruido, sus manos me agarran la cabeza mientras me devuelve el beso y se retuerce ancima y alrededor de mi pene.

Incremento el ritmo de mis movimientos llegando hasta lo más profundo de su ser, deleitándome por la sensación del prieto coño de mi hija tragando y expulsando mi polla. Sus uñas arañan descontroladas mi espalda mientras noto toda su humedad desparramarse por mi pubis, no hablamos porque no hace falta. Tenemos una conexión total y absoluta.

De un movimiento de croqueta me doy la vuelta colocándola a ella encima de mi, se hace rápidamente a la postura y a los pocos segundos ya está insertándose ella misma la dura de polla de su padre todo lo profundo que le es posible. Se le nota la inexperiéncia y por un segundo me siento orgulloso de ser yo el que le esté enseñando. Con 18 años ya va siendo hora.

En aquella postura tengo sus delicioso pechos al alcance de mi boca por lo que me aseguro de cazarlos todas las veces que puedo. En ese cometido hago el descubrimiento de que cuanto más fuertes son mis embestidas más tiemblan sus tetas y... ya sabéis como me gusta a mi que lo hagan.

Agarrándola por la cintura la levanto unos centímetros para darme márgen justo antes de empezar un movimiento percutor y constante ´con mi pelvis hacia el coño de Sophie quien al recibirlo le tiemblan las piernas. La tengo agarrada firmemente por lo que no me cuesta seguir follándome a mi hija de aquella manera haciendola chillar como una loca. Mi objetivo está cumplido ya que sus jueguetones pechos se mueven descontrolados con cada golpe.
Noto desparramarse toda su humedad de nuevo por lo que poco a poco le suelto la cintura, ella se desploma sobre mi sin quitársela de dentro. Noto su profunda respiración en mi pecho.

- ¿Estás bien?- le pregunto yo recogiéndole el flequillo para verle los ojos.

- Mejor que nunca.- me contesta ella mirándome extasiada.

- Pues date la vuelta que yo aún no he acabado- le digo yo quitándomela de encima con cuidado.

- ¿Cómo me pongo?- me pregunta ella servicial

- ¿En yoga haces el ejercicio Cat-cow?- pregunto yo como respuesta

Ella me guiña el ojo y a los pocos segundos la tengo a cuatro patas con la cabeza y la espalda completamente pegadas a la cama y con su perfecto culo luciendo hacia arriba en todo su esplendor. Una imágen jodidamente perfecta.

- Joder cariño tienes el mejor culo que he visto nunca.- le digo yo acercándome por detras de rodillas

- Gracias papi.- me contesta ella girando la cabeza hacia a mi.

Su coño atrae toda mi atención enmarcado por lo que los yankees conocen como "bubble butt" y me hacen sentir que soy el padre más afortunado del mundo. Su monederito recibe de buen gusto mi dura polla que ya campa a sus anchas por el interior de mi hija que disfruta gimiendo con la cara apoyada en la cama. Yo me vengo cada vez más arriba haciendo sonar el palmeteo de mi abdomen contra su culo cada vez más fuerte por toda su habitación. Sophie casi grita cuando le agarro de las muñecas y se las coloco encima de su coxis haciendo aún más sumisa su postura.
Su coño literalmente succiona y escupe mi polla como si tuviera vida propia y no tardo en querer soltar todo mi veneno. De hecho calculo mal y el primer chorro sale cuando aún la tengo dentro inundando su preciosa vagina, me afano para soltar el resto de chorros en su culo en pompa que queda lleno de rallas blancas que le llegan hasta la espalda. Gemimos al unísono con cada uno de ellos mientras noto como me vacío por dentro, de golpe nos entra una paz total a ambos que nos quedamos inmóviles riendo como un par de tontos. Mi polla se encoge lentamente apoyada en su culo mientras recupero el aliento y me seco el sudor de la frente.

- Será mejor que nos duchemos.- le digo yo levantándome de la cama

- ¿Juntos?- contesta Sophie ilusionada

- Nada me gustaría más pero tu madre estará a punto de volver y tu hermana puede despertarse en cualquier momento.

De golpe la sensación de estar siendo observado me inunda como el sentido arácnido a Spiderman. Instintivamente miro hacia la puerta que yo creía cerrada, recuerdo que mi hija me dijo que no cerraba bien.
Veo que está entreabierta y a la que fijo la mirada una silueta se esconde detrás desapareciendo al instante.



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